jueves, 17 de diciembre de 2009

Crear organizaciones abiertas al aprendizaje

Si estudiamos la curva de la información, es posible percibir que vivimos en una curva exponencial. Hoy el conocimiento se duplica cada veinte meses y, a partir del año 2010, se va a doblar cada ochenta días: hay una aceleración en el proceso de cambio. Esto significa más transición y crisis más frecuentes.

En la era industrial, la función del gerente y el líder era reaccionar frente al mercado y resolver problemas. Hoy su función es distinta, hoy debe identificar oportunidades y adelantarse al futuro: estas cualidades permiten identificar la estrategia ideal.

El mundo ya no pertenece a los que saben sino a los que aprenden. Quien sabe, puede saber algo ya anticuado. Quien aprende, está innovando. Es por ello que la única ventaja competitiva sostenible que tienen las empresas en estos periodos de crisis es la habilidad de aprender y capacitarse con mayor rapidez que sus competidores.

“El aprendizaje para la supervivencia”, lo que a menudo se llama “aprendizaje adaptativo” es importante y necesario. Pero una organización inteligente conjuga el aprendizaje adaptativo con el aprendizaje generativo, un aprendizaje que aumenta nuestra capacidad creativa.

Así, tenemos que cambiar nuestros paradigmas y aprender a extraer entusiasmo, no de la estabilidad, sino de la trasformación, no del status quo, sino de la innovación.

A través del aprendizaje nos re-creamos a nosotros mismos, nos capacitamos para hacer algo que antes no podíamos y percibimos nuevamente el mundo y nuestra relación con él.

Las organizaciones que cobrarán relevancia en el futuro serán las que descubran cómo aprovechar el entusiasmo y la capacidad de aprendizaje de la gente en todos los niveles de la organización.

En el corazón de una organización inteligente hay un cambio de perspectiva: en vez de considerar que un factor “externo” causa nuestros problemas, vemos que nuestros actos crean los problemas que experimentamos. Una organización inteligente es un ámbito donde la gente descubre continuamente cómo crea su realidad. Y cómo puede modificarla.


Como decía Eric Hoffer, escritor y filósofo estadounidense: “Ante los fuertes vientos de cambio, quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, en cambio quienes crean saberlo todo se encontrarán fuertemente equipados para operar en un mundo que ya no existe”.

viernes, 4 de diciembre de 2009

La interpretación como clave

La “responsabilidad” frente a una crisis es una manera de observar la realidad, de esta forma cada miembro del equipo descubre lo que le puede estar faltando a si mismo para lograr un objetivo en vez de buscarlo afuera.

En los procesos de coaching que desarrollo llevo a los equipos y a las personas a que aumenten su conciencia de responsabilidad, adquiriendo nuevas habilidades de respuesta (response – ability) y generalmente queda en evidencia que la mayoría de los resultados no alcanzados se debe a la falta de habilidad de responder creativamente.


La interpretación de la realidad frente a esta crisis se puede realizar desde dos arquetipos: víctima o protagonista. La posición de víctima delega la responsabilidad a otra persona o a las circunstancias, sin involucrase en el problema y por lo tanto renuncia al poder de solucionarlo. La habilidad de respuesta no es una carga u obligación sino que es un privilegio con el que cuentan todas las personas poderosas que deciden ser protagonistas.

Un equipo protagonista es un equipo que aprende, que ve los eventos como una oportunidad, un desafío o una ocasión para desarrollar habilidades y competencias.

Para revertir el paradigma de “no aprendizaje” se requiere de los líderes de equipos instalar una conversación de desafío, creatividad, pro actividad y confianza para alentar a sus miembros a tomar riesgos para desarrollar habilidades y competencias. Un equipo ganador nunca pierde, o gana o aprende.